ORION
El Nacimiento: Dice la tradición que Hirieo (de las colmenas), un apicultor y labrador obre, había jurado que no tendría hijos y se hizo viejo e impotente. Un día en que Zeus (firmamento brillante) y Hermes (montón de piedras) le visitaron disfrazados, él les acogió hospitalariamente y ellos le preguntaron qué era lo que más deseaba. Hirieo suspiró profundamente y contestó que lo que más deseaba, a saber, tener un hijo, era ya imposible. Pero los dioses le dijeron que sacrificase un toro, orinase en su piel y luego la enterrase en la tumba de su esposa. Él lo hizo y nueve meses después nació un hijo al que llamó Urión,, “el que orina”, y ciertamente tanto la salida como la puesta de la constelación de Orión traen consigo la lluvia.
El gran cazador: Cazador de Hiria, en Beocia, y el más bello de los hombres vivientes, era hijo de Poseidón (el que da de beber desde las montañas rocosas) y Euríale (viaje extenso). Enopión (vino abundante) había prometido a Orión que le daría a Mérope (elocuente o abejarruco) en matrimonio si liberaba a la isla de las peligrosas fieras que la infestaban ; él se dedica a hacer eso, y todas las noches llevaba las pieles a Mérope. Acabado su trabajo Orión reclamó su recompensa, Enopión le dijo que circulan rumores de que todavía se escondían leones, osos y lobos en las montañas y se negó a entregarle su hija ; la realidad era que él mismo estaba enamorado de ella. Una noche Orión, disgustado, bebió un odre de vino de Enopión, lo que le inflamó de tal modo que irrumpió en el dormitorio de Mérope y la obligó a acostarse con él. Enopión invoca a su padre Dioniso, quien envía a unos sátiros que terminaron de emborrachar a Orión, dejándolo profundamente dormido. En ese momento aprovechó Enopión para sacarle los ojos y lanzarlos a la orilla del mar.
Un oráculo anunció que el ciego recobraría la vista si viajaba hacia el oriente y volvía las cuencas de los ojos hacia Helio en el punto en que se eleva del océano. Inmediatamente Orión remó mar adentro en una pequeña embarcación y, siguiendo el sonido del martillo de un Cíclope (de ojo redondo), llegó a Lemnos. Allí entró en la fragua de Hefesto (el que brilla de día), se apoderó de un aprendiz llamado Cedalión (el que se encarga de los marineros) y se lo llevó a hombros como guía. Cedalión condujo a Orión por tierra y mar, hasta que por fin llegó a la parte más lejana del océano, donde Eos (aurora) se enamoró de él y su hermano Helio (el sol) le devolvió la vista. Regresó en busca de Enopión buscando venganza, pero éste se había escondido en una cámara subterránea.
SCORPIO (EL ESCORPIÓN)
En realidad la leyenda de scorpio está muy relacionada con la de Orión, y no se puede contar una sin dejar de mencionar la otra.
La fatal muerte: Orión en su búsqueda embarcó hacia Creta en donde encontró a Artemis (¿alta fuente de agua ?), diosa de la caza, que compartía con él la afición por la caza, no tardó en convencerlo de que olvidara su venganza. Apolo (destructor, u hombre de la manzana) recelaba de Orión, éste ya había seducido a Eos, y Apolo para evitar que su hermana gemela Artemis fuese tan enamoradiza apeló a la Madre Tierra con el pretexto de que Orión se jactaba de que libraría a toda la tierra de fieras y monstruos. Gea envió a un gigantesco escorpión para que lo persiguiera. Orión atacó al escorpión, primeramente con flechas, luego con su espada, pero, viendo que su coraza resistía cualquier arma mortal, se sumergió en el mar y nadó en dirección a Delos, donde esperaba encontrar la protección de Eos. Entonces Apolo fue a ver a Artemis y le dijo : “¿ Ves ese objeto negro que se mueve en el mar, allá lejos, cerca de Ortigia ? Es la cabeza de un malvado llamado Candaor que acaba de seducir a Opis, una de tus sacerdotisas hiperbóreas. Te desafío a que le atravieses con una flecha”. Apolo no mentía del todo, ya que Candaor era el apodo beocio de Orión, claro que Artemis lo ignoraba. Apuntó cuidadosamente su arma y disparó. Mayúscula fue su sorpresa al ver el fruto de su arco y con gran pesar pidió a Asclepio que lo resucitara, éste consintió pero un rayo de Zeus lo mató antes de que acabase su tarea.
Entonces Artemis, como recompensa, puso la imagen de Orión entre las estrellas. Si os fijáis no es posible ver nunca a la vez (bueno en el espacio exterior posiblemente sí) las constelaciones de Scorpio y de Orión. Ambas figuras están condenadas a perseguirse eternamente, pero, al menos, los dioses tuvieron la buena idea de separarlos lo más posible en el firmamento, poniéndolos en extremos opuestos. De esta forma, Scorpio es una constelación visible en verano y otoño, mientras que Orión se puede ver en invierno y primavera.
LA OSA MAYOR Y LA MENOR
Calisto (la muy bella) hija de Licaón, era una de las ninfas, se dice que la favorita, del séquito de Artemis, Zeus se enamoró de ella y para seducirla tomó la figura de Artemis (Diana), de la unión salió un hijo, Arcade (oso). Al verlo Artemis vio así roto el voto de castidad de las ninfas y expulsó a Calisto de su séquito. Hera (protectora), muy trastornada por los celos transformó a la joven en osa. Así comenzó a vagar por los bosques, hasta que un día se encontró a su hijo Arcade convertido en un joven y valiente cazador. Calisto al reconocer a su hijo comenzó a gemir, éste sin embargo no veía mas que una presa fácil por lo que tensó su arco. Antes de que se produjese un fatal desenlace intervino Zeus convirtiendo a Arcade en oso y arrastró a ambos de la cola hasta los cielos, colocándolos uno al lado del otro, eso sí con las colas alargadas por el brutal esfuerzo. Hera, que consideraba no conseguida su venganza consiguió de Poseidón que ninguno de las dos constelaciones pudiese tener descanso en el mar, y así fue como fueron condenados a vagar sin descanso todo el año sin descanso por el firmamento.
HERACLES (HÉRCULES)
El nacimiento Hijo de Zeus y de Alcmena (fuerte en la ira). Su gestación fue fruto del engaño, ya que Zeus se hizo pasar por Anfitrión (acosando en ambos lados) para poseer así a Alcmena. Zeus se propuso la obtención de un hijo de valor y fuerza sobrehumanas, como tal empresa no se podía ni debía realizar apresuradamente triplicó la duración de la noche. Encargó tal tarea a Hermes que ordenó a Helio que apagase los fuegos solares, a las Horas que desunciesen su tiro y se quedasen al día siguiente en casa, a la Luna ordenó que siguiese lentamente su órbita y al Sueño que amodorrase a la humanidad de tal modo que nadie se diera cuenta de lo que sucedía. El verdadero Anfitrión al volver a su casa y enterarse de lo sucedido no quiso volver a yacer con su esposa por temor a incurrir en los celos divinos.
Nueve meses después Zeus se jactaba de la llegada de un formidable humano con una fuerza descomunal que a la sazón era hijo suyo. Heracles “Gloria de Hera” era su nombre.
La leyenda de la Vía Láctea: Alcmena, temiendo los celos de Hera, abandonó a su hijo recién nacido en un campo fuera de las murallas de Tebas, y allí, por instigación de Zeus, Atenea (reina del cielo) llevó a Hera a dar un paseo casual. Ambas se apiadaron del huérfano y lo tomaron. Atenea le sugirió a Hera que diese de mamar a la criatura. Instintivamente Hera se desnudó el pecho del que Heracles chupó con tal fuerza que el dolor hizo que la diosa lo arrojara al suelo ; un chorro de leche ascendió al firmamento y se convirtió en la Vía Láctea. Así fue como Heracles consiguió la inmortalidad.
La juventud: Una noche cuando Heracles contaba con no más de un año de edad, le mandó Hera dos serpientes al cuarto donde se encontraba su cuna. Las viles servidoras de la reina encontraron las puertas abiertas hasta entrar en la habitación, fue entonces cuando Zeus iluminó la habitación despertando así a Heracles y sus hermanos. Con el estrépito toda la casa se puso en pie. Anfitrión logró ser el más rápido en llegar a la habitación tan sólo para ver como Heracles sostenía en alto ambas serpientes ya muertas.
A los dieciocho años Heracles abandonó la hacienda paterna resuelto a dar caza al león de Citerón que hacía estragos en los ganados de Anfitrión y de su vecino Tespio. El rey Tespio tenía cincuenta hijas, que sucesivamente enviaba al lecho de Heracles para conseguir así tener descendencia de éste. Tras cincuenta días de persecución Heracles encontró al león y de un certero golpe con su clava lo mató.
La locura de Heracles: Heracles consiguió derrotar a los minias y este hecho lo convirtió en el más famoso de los héroes. En recompensa le fue otorgada la hija mayor del rey Creonte, Megara o Mefera. Heracles venció luego a Pirecmes, rey de los eubeos, aliado de los minias. Heracles posteriormente sembró el terror en toda Grecia ordenando que el cuerpo de Pirecmes fuese dividido por uno potros y abandonado sin enterrarlo junto al río Heracleo. Hera, ofendida por los excesos de Heracles, lo enloqueció. En primer lugar atacó a su querido sobrino Yolao, que consiguió escapar de su ira. Después tomando por enemigos a seis de sus propios hijos, los mató y arrojó sus cuerpos al fuego juntamente con otros dos hijos de Ificles.
Cuando Heracles recobró la razón se encerró en una habitación oscura durante varios días, evitando todo contacto con nadie. Finalmente se decidió a marchar a Delfos, para preguntar qué debía hacer. Allí la Pitonisa le aconsejó que residiera en Tirinto, sirviese a Euristeo (forzado fuertemente por todas partes) durante doce años en una serie de doce trabajos, los famosos doce trabajos, una serie de misiones imposibles que de verse cumplidas le darían la inmortalidad.
Al partir hacia Tirinto Hermes le dio una espada, Apolo un arco y flechas, Hefesto un peto de oro y Atenea un túnica. El regalo de Poseidón fue un tiro de caballos y el de Zeus fue un escudo impenetrable, en el que había grabadas doce cabezas de serpiente alrededor de un tachón (tachuela grande adornada), al entrar Heracles en batalla las serpientes entrechocaban sus mandíbulas. La verdad es que Heracles desdeñaba de las armas y con frecuencia no usaba más que una clava fabricada por él mismo.
LEO
La constelación de Leo se relaciona con la historia de Heracles y su primer trabajo, el león de Nemea, es recomendable, leer al menos la historia de Heracles.
El primer trabajo: El león de Nemea.
Así Hércules, para redimirse de sus malos actos emprendió la realización del primero de los famosos doce trabajos. Euristeo le encomendó eliminar a un león que tenía aterrorizada a la población de Nemea.
Cuando Hércules llegó a la ciudad, era mediodía, pero como el león había despoblado la ciudad no encontró a nadie que le indicase donde podía encontrar a la fiera.
Después de varios días de búsqueda encontró al león que regresaba a su guarida salpicado con la sangre de la matanza del día. Le lanzó una andanada de flechas, pero rebotaron en la espesa piel sin hacerle daño y el león se lamió las quijadas (cada una de las dos mandíbulas de los vertebrados) y bostezó. Luego Heracles utilizó la espada, que se dobló como si hubiera sido de plomo; finalmente levantó la clava y descargó con ella tal golpe contra el león en el hocico que el animal se introdujo en su cueva de doble boca sacudiendo la cabeza, no a causa del dolor, sino porque le zumbaban los oídos. A continuación Heracles cubrió con una red una de las entradas de la cueva y se introdujo en ella por la otra, con el firme propósito de luchar contra él a brazo partido. El león le arrancó un dedo de un mordisco, pero, tomando su cabeza debajo del brazo, Heracles lo apretó hasta estrangularlo.
Heracles cargó con el león hasta Micenas, donde Euristeo, pasmado y aterrado, le prohibió volver a entrar en la ciudad ; en el futuro debía exhibir los frutos de sus trabajos fuera de las puertas. Tal fue el pavor de Euristeo que mandó construir una urna de bronce, que ocultó bajo la tierra, dentro de la cual se escondía cada vez que el héroe regresaba.
Largo tiempo pasó Heracles pensando en la forma de cómo desollar al león, hasta que se le ocurrió emplear las propias garras del animal. Utilizó la piel de éste como armadura y su cabeza como yelmo.
El Nacimiento: Dice la tradición que Hirieo (de las colmenas), un apicultor y labrador obre, había jurado que no tendría hijos y se hizo viejo e impotente. Un día en que Zeus (firmamento brillante) y Hermes (montón de piedras) le visitaron disfrazados, él les acogió hospitalariamente y ellos le preguntaron qué era lo que más deseaba. Hirieo suspiró profundamente y contestó que lo que más deseaba, a saber, tener un hijo, era ya imposible. Pero los dioses le dijeron que sacrificase un toro, orinase en su piel y luego la enterrase en la tumba de su esposa. Él lo hizo y nueve meses después nació un hijo al que llamó Urión,, “el que orina”, y ciertamente tanto la salida como la puesta de la constelación de Orión traen consigo la lluvia.
El gran cazador: Cazador de Hiria, en Beocia, y el más bello de los hombres vivientes, era hijo de Poseidón (el que da de beber desde las montañas rocosas) y Euríale (viaje extenso). Enopión (vino abundante) había prometido a Orión que le daría a Mérope (elocuente o abejarruco) en matrimonio si liberaba a la isla de las peligrosas fieras que la infestaban ; él se dedica a hacer eso, y todas las noches llevaba las pieles a Mérope. Acabado su trabajo Orión reclamó su recompensa, Enopión le dijo que circulan rumores de que todavía se escondían leones, osos y lobos en las montañas y se negó a entregarle su hija ; la realidad era que él mismo estaba enamorado de ella. Una noche Orión, disgustado, bebió un odre de vino de Enopión, lo que le inflamó de tal modo que irrumpió en el dormitorio de Mérope y la obligó a acostarse con él. Enopión invoca a su padre Dioniso, quien envía a unos sátiros que terminaron de emborrachar a Orión, dejándolo profundamente dormido. En ese momento aprovechó Enopión para sacarle los ojos y lanzarlos a la orilla del mar.
Un oráculo anunció que el ciego recobraría la vista si viajaba hacia el oriente y volvía las cuencas de los ojos hacia Helio en el punto en que se eleva del océano. Inmediatamente Orión remó mar adentro en una pequeña embarcación y, siguiendo el sonido del martillo de un Cíclope (de ojo redondo), llegó a Lemnos. Allí entró en la fragua de Hefesto (el que brilla de día), se apoderó de un aprendiz llamado Cedalión (el que se encarga de los marineros) y se lo llevó a hombros como guía. Cedalión condujo a Orión por tierra y mar, hasta que por fin llegó a la parte más lejana del océano, donde Eos (aurora) se enamoró de él y su hermano Helio (el sol) le devolvió la vista. Regresó en busca de Enopión buscando venganza, pero éste se había escondido en una cámara subterránea.
SCORPIO (EL ESCORPIÓN)
En realidad la leyenda de scorpio está muy relacionada con la de Orión, y no se puede contar una sin dejar de mencionar la otra.
La fatal muerte: Orión en su búsqueda embarcó hacia Creta en donde encontró a Artemis (¿alta fuente de agua ?), diosa de la caza, que compartía con él la afición por la caza, no tardó en convencerlo de que olvidara su venganza. Apolo (destructor, u hombre de la manzana) recelaba de Orión, éste ya había seducido a Eos, y Apolo para evitar que su hermana gemela Artemis fuese tan enamoradiza apeló a la Madre Tierra con el pretexto de que Orión se jactaba de que libraría a toda la tierra de fieras y monstruos. Gea envió a un gigantesco escorpión para que lo persiguiera. Orión atacó al escorpión, primeramente con flechas, luego con su espada, pero, viendo que su coraza resistía cualquier arma mortal, se sumergió en el mar y nadó en dirección a Delos, donde esperaba encontrar la protección de Eos. Entonces Apolo fue a ver a Artemis y le dijo : “¿ Ves ese objeto negro que se mueve en el mar, allá lejos, cerca de Ortigia ? Es la cabeza de un malvado llamado Candaor que acaba de seducir a Opis, una de tus sacerdotisas hiperbóreas. Te desafío a que le atravieses con una flecha”. Apolo no mentía del todo, ya que Candaor era el apodo beocio de Orión, claro que Artemis lo ignoraba. Apuntó cuidadosamente su arma y disparó. Mayúscula fue su sorpresa al ver el fruto de su arco y con gran pesar pidió a Asclepio que lo resucitara, éste consintió pero un rayo de Zeus lo mató antes de que acabase su tarea.
Entonces Artemis, como recompensa, puso la imagen de Orión entre las estrellas. Si os fijáis no es posible ver nunca a la vez (bueno en el espacio exterior posiblemente sí) las constelaciones de Scorpio y de Orión. Ambas figuras están condenadas a perseguirse eternamente, pero, al menos, los dioses tuvieron la buena idea de separarlos lo más posible en el firmamento, poniéndolos en extremos opuestos. De esta forma, Scorpio es una constelación visible en verano y otoño, mientras que Orión se puede ver en invierno y primavera.
LA OSA MAYOR Y LA MENOR
Calisto (la muy bella) hija de Licaón, era una de las ninfas, se dice que la favorita, del séquito de Artemis, Zeus se enamoró de ella y para seducirla tomó la figura de Artemis (Diana), de la unión salió un hijo, Arcade (oso). Al verlo Artemis vio así roto el voto de castidad de las ninfas y expulsó a Calisto de su séquito. Hera (protectora), muy trastornada por los celos transformó a la joven en osa. Así comenzó a vagar por los bosques, hasta que un día se encontró a su hijo Arcade convertido en un joven y valiente cazador. Calisto al reconocer a su hijo comenzó a gemir, éste sin embargo no veía mas que una presa fácil por lo que tensó su arco. Antes de que se produjese un fatal desenlace intervino Zeus convirtiendo a Arcade en oso y arrastró a ambos de la cola hasta los cielos, colocándolos uno al lado del otro, eso sí con las colas alargadas por el brutal esfuerzo. Hera, que consideraba no conseguida su venganza consiguió de Poseidón que ninguno de las dos constelaciones pudiese tener descanso en el mar, y así fue como fueron condenados a vagar sin descanso todo el año sin descanso por el firmamento.
HERACLES (HÉRCULES)
El nacimiento Hijo de Zeus y de Alcmena (fuerte en la ira). Su gestación fue fruto del engaño, ya que Zeus se hizo pasar por Anfitrión (acosando en ambos lados) para poseer así a Alcmena. Zeus se propuso la obtención de un hijo de valor y fuerza sobrehumanas, como tal empresa no se podía ni debía realizar apresuradamente triplicó la duración de la noche. Encargó tal tarea a Hermes que ordenó a Helio que apagase los fuegos solares, a las Horas que desunciesen su tiro y se quedasen al día siguiente en casa, a la Luna ordenó que siguiese lentamente su órbita y al Sueño que amodorrase a la humanidad de tal modo que nadie se diera cuenta de lo que sucedía. El verdadero Anfitrión al volver a su casa y enterarse de lo sucedido no quiso volver a yacer con su esposa por temor a incurrir en los celos divinos.
Nueve meses después Zeus se jactaba de la llegada de un formidable humano con una fuerza descomunal que a la sazón era hijo suyo. Heracles “Gloria de Hera” era su nombre.
La leyenda de la Vía Láctea: Alcmena, temiendo los celos de Hera, abandonó a su hijo recién nacido en un campo fuera de las murallas de Tebas, y allí, por instigación de Zeus, Atenea (reina del cielo) llevó a Hera a dar un paseo casual. Ambas se apiadaron del huérfano y lo tomaron. Atenea le sugirió a Hera que diese de mamar a la criatura. Instintivamente Hera se desnudó el pecho del que Heracles chupó con tal fuerza que el dolor hizo que la diosa lo arrojara al suelo ; un chorro de leche ascendió al firmamento y se convirtió en la Vía Láctea. Así fue como Heracles consiguió la inmortalidad.
La juventud: Una noche cuando Heracles contaba con no más de un año de edad, le mandó Hera dos serpientes al cuarto donde se encontraba su cuna. Las viles servidoras de la reina encontraron las puertas abiertas hasta entrar en la habitación, fue entonces cuando Zeus iluminó la habitación despertando así a Heracles y sus hermanos. Con el estrépito toda la casa se puso en pie. Anfitrión logró ser el más rápido en llegar a la habitación tan sólo para ver como Heracles sostenía en alto ambas serpientes ya muertas.
A los dieciocho años Heracles abandonó la hacienda paterna resuelto a dar caza al león de Citerón que hacía estragos en los ganados de Anfitrión y de su vecino Tespio. El rey Tespio tenía cincuenta hijas, que sucesivamente enviaba al lecho de Heracles para conseguir así tener descendencia de éste. Tras cincuenta días de persecución Heracles encontró al león y de un certero golpe con su clava lo mató.
La locura de Heracles: Heracles consiguió derrotar a los minias y este hecho lo convirtió en el más famoso de los héroes. En recompensa le fue otorgada la hija mayor del rey Creonte, Megara o Mefera. Heracles venció luego a Pirecmes, rey de los eubeos, aliado de los minias. Heracles posteriormente sembró el terror en toda Grecia ordenando que el cuerpo de Pirecmes fuese dividido por uno potros y abandonado sin enterrarlo junto al río Heracleo. Hera, ofendida por los excesos de Heracles, lo enloqueció. En primer lugar atacó a su querido sobrino Yolao, que consiguió escapar de su ira. Después tomando por enemigos a seis de sus propios hijos, los mató y arrojó sus cuerpos al fuego juntamente con otros dos hijos de Ificles.
Cuando Heracles recobró la razón se encerró en una habitación oscura durante varios días, evitando todo contacto con nadie. Finalmente se decidió a marchar a Delfos, para preguntar qué debía hacer. Allí la Pitonisa le aconsejó que residiera en Tirinto, sirviese a Euristeo (forzado fuertemente por todas partes) durante doce años en una serie de doce trabajos, los famosos doce trabajos, una serie de misiones imposibles que de verse cumplidas le darían la inmortalidad.
Al partir hacia Tirinto Hermes le dio una espada, Apolo un arco y flechas, Hefesto un peto de oro y Atenea un túnica. El regalo de Poseidón fue un tiro de caballos y el de Zeus fue un escudo impenetrable, en el que había grabadas doce cabezas de serpiente alrededor de un tachón (tachuela grande adornada), al entrar Heracles en batalla las serpientes entrechocaban sus mandíbulas. La verdad es que Heracles desdeñaba de las armas y con frecuencia no usaba más que una clava fabricada por él mismo.
LEO
La constelación de Leo se relaciona con la historia de Heracles y su primer trabajo, el león de Nemea, es recomendable, leer al menos la historia de Heracles.
El primer trabajo: El león de Nemea.
Así Hércules, para redimirse de sus malos actos emprendió la realización del primero de los famosos doce trabajos. Euristeo le encomendó eliminar a un león que tenía aterrorizada a la población de Nemea.
Cuando Hércules llegó a la ciudad, era mediodía, pero como el león había despoblado la ciudad no encontró a nadie que le indicase donde podía encontrar a la fiera.
Después de varios días de búsqueda encontró al león que regresaba a su guarida salpicado con la sangre de la matanza del día. Le lanzó una andanada de flechas, pero rebotaron en la espesa piel sin hacerle daño y el león se lamió las quijadas (cada una de las dos mandíbulas de los vertebrados) y bostezó. Luego Heracles utilizó la espada, que se dobló como si hubiera sido de plomo; finalmente levantó la clava y descargó con ella tal golpe contra el león en el hocico que el animal se introdujo en su cueva de doble boca sacudiendo la cabeza, no a causa del dolor, sino porque le zumbaban los oídos. A continuación Heracles cubrió con una red una de las entradas de la cueva y se introdujo en ella por la otra, con el firme propósito de luchar contra él a brazo partido. El león le arrancó un dedo de un mordisco, pero, tomando su cabeza debajo del brazo, Heracles lo apretó hasta estrangularlo.
Heracles cargó con el león hasta Micenas, donde Euristeo, pasmado y aterrado, le prohibió volver a entrar en la ciudad ; en el futuro debía exhibir los frutos de sus trabajos fuera de las puertas. Tal fue el pavor de Euristeo que mandó construir una urna de bronce, que ocultó bajo la tierra, dentro de la cual se escondía cada vez que el héroe regresaba.
Largo tiempo pasó Heracles pensando en la forma de cómo desollar al león, hasta que se le ocurrió emplear las propias garras del animal. Utilizó la piel de éste como armadura y su cabeza como yelmo.
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